Desayunamos en el
hotel con nuestro amigo el pajarraco que ya nos tenía el numero tomado y venia
a robarnos algo de la mesa.
Garza |
El día anterior habíamos quedado con el taxista (TATA, telef. 00220-7786056, para llevar de 2 a 6 personas)) en que nos llevaría hasta la Reserva Natural de Abuco , una visita muy bonita, hay muchísima flora, montones de monos babuinos y rojos, infinidad de pájaros, cocodrilos y muchas serpientes. Tanto mirar para arriba a punto estuve de pisarle la cola a una Cobra, yo creo que nos asustamos las dos por un igual. También vimos una Mamba. Según cuentan hay muchas serpientes pero hace años que no muerden a ningún turista, cosa de la que al salir de allí nos alegramos un montón, que sigan con esta buena estadística.
Tienda de cachibaches |
En medio de la reserva hay un chiringuito con refrescos y suvenirs. La señora que lo regenta tiene muy buen ojo, porque hace una calor terrible y seguro que todos los guiris consumimos.
También hay un orfelinato, pero da pena verlo. Monos muy grandes en una gran jaula sin ningún árbol donde se puedan subir. Unas hienas en otra jaula. También tenían a un pájaro herido en una ala. Pero en su conjunto el orfelinato es lastimoso. Entrada: 400 dalasis. Propina al guía: 300 dalasis. Taxista: 300 dalasis.
Cocodrilo nadando |
En la salida también hay tiendas de artesanía, compramos dentro en el chiringuito y volvimos a comprar a fuera. Nos persiguieron hasta el taxi. Compramos por agotamiento psíquico. (3 Imanes de madera para nevera: 100 dalasis) (3 llaveros de madera: 100 dalasis) (3tortugas de madera: 100 dalasis)
Comimos en la piscina del hotel y por la tarde nos fuimos andando hasta otro parque natural, el Parque Natural de Bijilo. Estaba cerca del hotel Bairaka y pensamos que sería un agradable paseo ir andando. Por el camino montones de taxistas nos llamaban la atención ofreciendo sus servicios y montones buscavidas nos iban persiguiendo para que les contratáramos como guías ocasionales.
En Parque Bijilo, a la entrada nos montaron un pollo del carajo. Unos chicos nos habían vendido cacahuetes para los monos, salió un tío vestido de guarda que me hizo abrir el bolso y devolver los cacahuetes, también me devolvieron el dinero.
En medio del griterío que se monto vino un buscavidas ofreciendo sus servicios, estábamos nerviosos y no pactamos el precio antes de entrar. Error, grave error.
El paseo por el parque precioso, una vegetación exuberante, gran variedad y multitud de pájaros y un montón de monos pequeñitos a los que comprándole al “guía” los cacahuetes
Mono rojo |
Son tan avispados que te abren las manos para coger todos los cacahuetes que tengas, meten sus deditos entre los tuyos y siempre
Dos pescadores |
Los monos grandes estaban muy agitados y no paraban de meternos sustos rompiendo ramas por encima de nuestras cabezas. Ya olían la tormenta que se nos vino encima. Caía agua por todos lados. Era una pasada. Nos teníamos que sujetar a las lianas para no caernos y el guía nos sujetaba para que no resbalásemos. Toni tan previsor como siempre llevaba un chubasquero para la mochila para que no se nos estropearan las cámaras fotográficas. Yo puse una bolsa de nailon por encima del bolso para proteger los pasaportes y un mono ladrón me la estiro en medio del diluvio. Y también en medio del diluvio nuestro “guía” nos cobro 500 dalasis por sacarnos de ahí. ¡Carísimo!. Pero a
ver quién es el chulo que se pone a regatear con él en medio de semejante aguacero. Solos no hubiéramos sabido salir de allí. En ese momento nos dimos cuenta de lo mucho que echábamos en falta a Omar. Con él delante nadie se atrevería a vacilarnos.
Dando de comer a los monos |
Entrada al parque: 60 dalasis. Guía más 1 bolsa de cacahuetes: 500 dalais. También allí éramos los únicos turistas.
Familia de monitos |
Cena y helado en los mismos sitios.
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